Dentro de mis vagos recuerdos siempre he tenido preferencia por las historias de ciencia ficción y surrealistas. En mi infancia se despertó el deseo por degustar obras que se han mantenido en el gusto multitudinario, logrando vencer el paso de los años y consagrándose en la historia como las mejores. Hace once años elaboré una lista con obras que deseaba leer, la cual hoy día se mantiene vigente y recobra más auge con cada libro que devoro.
En mi experiencia como lectora sean presentado ocasiones en que los libros no han cumplido con mis expectativas, pienso que les hizo falta un elemento para cohesionar de una mejor manera la historia; sin embargo, han sido mayores las oportunidades que he disfrutado sin comparación el momento de sumergirme dentro un libro, es por ello que no tengo una obra específica en mi predilección, pero recuerdo de una manera especial los libros que me introdujeron al mundo de la lectura, uno de ellos es: “Veinte mil leguas de viaje submarino”.
Julio Verne, con su obra logró cautivar y acrecentar mi imaginación de una manera estupenda. Cada instante del recorrido en el submarino Nautilus lo disfruté como un pasajero más, logré maravillarme con el entorno marino y la diversidad de especies que habitan en él. Asimismo, me atemoricé con las peligrosas bestias marinas, que atacaron el Nautilus, y las fuerzas de la naturaleza que impidieron nuestro recorrido en muchas ocasiones. Las descripciones de las profundidades del océano son cautivantes para los sentidos de cualquier persona, más para una niña curiosa con ganas de recorrer el mundo en búsqueda de aventuras.
Los conocimientos que se pueden obtener al disfrutar de está obra son innumerables. Se aprende mucho de los personajes, uno de ellos es el oceanógrafo Aronnax, quien hace una experiencia de ilustración el viaje con sus explicaciones científicas sobre las diversidades de géneros y acontecimientos marinos; sin embargo, él no deja de ser sorprendido por las impredecibles maravillas oceánicas. Un personaje muy enigmático es el capitán Nemo, a veces confunde con su forma de proceder, llegué a pensar era una persona desquiciada, él nos deja una gran enseñaza al impedir que la mano del hombre destruya y contamine el océano. Está acción sólo se puede traducir a una frase: amor por el entorno marino.
Así como está historia hay muchas más que han dejado huella en mi vida. La lectura se vuelve más placentera cada día, satisface mis ansias de conocimiento, satisface mis sentidos y me ayuda a creer como un mejor ser humano. Los valores que he encontrado a través de los viajes por tinta y papel a veces son nuevos, a veces se recalcan y otras se reinventan. En muchas ocasiones he encontrado la solución a problemas en una lectura, es la una excelente consejera, ya que se comparten experiencias de vida que sirve como ejemplo y una guía personal.