jueves, 11 de octubre de 2007

Enfrentemos la viada con valor......

Los bebés en su intento por caminartambién se caen.....



Sí emprendes un rrecorrido por el campo del a universidad, cada día, te vas a encontrar con algo nuevo; sin embargo, ñvas a encontrar algo que se va a repetir. Escucharás lamentos, quejas, desiluciones de la boca de cada persona que escuches hablar, más cuando ya pasarón los primeros parciales y los catedrático ya entregaron las notas... Surgen las indeciciones, más cuando hemos salido mal en la evaluación y no vemos futuro en la materia, en la cabeza de algunos estudiantes incia aresonar la voz ¿Retiro la materia? ¿Es serguro que la voy a derjar?¿Me voy a retrasar en el pensúm? ¿QUÉ HAGO?.....



La vida de cada ser humano es un laberinto, el hombre desde sus inicios emprende un recorrido donde encuentra muchos senderos que pueden llegarnos a parecer iguales; sin embargo, sólo uno de los caminos que se nos presentan es el indicado, en cambio los restantes nos llevaran a encontrarnos con un muro, el cual por sus solidez, altura y resistencia no podemos cruzar.

Este proceso se repite toda la vida. Si elegimos el rumbo adecuado este nos llevará en un futuro frente a nuevos senderos, dentro de los cuales debemos elegir de nuevo para continuar nuestro recorrido. Así vamos día con día abriendo paso, o encontrando muros que bloquean la siguiente etapa de nuestra trayectoria.

¿Cómo sabemos que optamos por la senda correcta? Los senderos al compartir características entre si hacen que en nuestro interior surja duda y desconcierto, causando en algunas ocasiones que optemos por el camino inadecuado. Debemos ser audaces y no frustrarnos por haber errado en nuestra elección. La mayoría de seres humanos al enfrentarse a un fracaso tiende a caer en un estado de ánimo depresivo, que ocasiona más daño en el sujeto que el error cometido. El individuo se hermetiza, esto impide un discernimiento adecuado de la situación.

Pobre de aquel cobarde que se doblega ante sus errores y no los toma como un aprendizaje. Si bien es cierto, las consecuencias que traen los errores lastiman, hieren y forman parte de nuestra vida; sin embargo, la actitud adecuada frente a la adversidad es mofarnos del error: “¡No me avasallaste, y sin darte cuenta me ayudaste a crecer como ser humano!” Existen personas que aprenden a dejar atrás sus errores pero no tienen la fuerza adecuada para extirpar las secuelas, en su mayoría psicológicas que este les ocasionó. Una mala experiencia no debe atarnos toda la vida, tenemos que se capaces de superarla, afrontando con valentía entereza y coraje.


Cuando te caigas en el camino levántate, recuerda siempre que los bebés en su intento por caminar se caen, se lastiman, y sin darse cuenta no caminan, sino corren. Lo importante es saber como afrontar nuestros errores, aprender de ellos y no permitir que estos se encuentren siempre vivos en nuestro presente.

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